Luis Paz Silva, Asesor de Procesos Productivos, Sierra Exportadora |
Tener extensionistas agrarios que hayan sido certificados por evaluadores autorizados, significa un gran paso en el desarrollo del trabajo agropecuario o agroindustrial, porque significa que éstas personas son reconocidas por los conocimientos y experiencia que tienen en el trabajo. Además, que son personas de la zona, que hablan el mismo idioma, tienen las mismas costumbres y respetan las tradiciones de los comuneros o campesinos de la sierra, la costa o la selva.
En el Perú de los 90 todavía se
trabajaba con el modelo norteamericano del extensionista rural que llegaba con
su equipo, compartía algunos conocimientos con los campesinos y luego se iba.
No dejaba escuela y no reconocía los conocimientos ancestrales. Esa época ya
pasó, no se usa más. Ahora, para garantizar el desarrollo, es mucho más rico
certificar a los campesinos que han recibido cursos, capacitaciones por algunas
ONG, CETPRO u otras instituciones.
Certificar extensionistas con una
especialidad bien definida facilita la transmisión de conocimientos y también
hace que los mismos campesinos se califiquen y se conviertan en extensionistas
concentrados en una sola cosa, ahí está lo valioso de que se acredite su
formación, sus conocimientos, que se acredite como uno que sabe todos los pasos
de una determinada labor. Además, esto le permite a ese extensionista campesino
rural, que se convierta en un trabajador independiente que presta servicios a
sus vecinos o en otras comunidades cercanas, lo que favorece su desarrollo
económico y personal.
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